Abba Padre
¿Alguna vez se ha detenido a reflexionar en lo que para un misionero representa dejar a su familia, su iglesia, sus amigos, su tierra, etc.? Pero de igual forma, ¿se ha detenido a pensar en lo que representa estar en el campo misionero? Quizá nunca lo hemos considerado a detalle. Después de meses e incluso años, vemos en retrospectiva a lo que nos hemos enfrentado. Estamos viviendo en un país en donde el Dios verdadero no es conocido, es todo un reto; pero aún así es increíble ver la provisión de Dios en cada momento. Que nuestro Padre cuide y vele de nosotros en cada circunstancia y lugar, nos enseña a depender cada día más de Él.
Dios nos ha llamado a servirle y trabajar en este ministerio. Hemos visto la mano de Dios en cada una de las cosas que hacemos, Él nos respalda y alabamos a Dios porque desde el principio ha orquestado una historia de redención para todo aquel que cree en Su Hijo Jesucristo. Abraham fue un hombre que creyó, y por fe, obedeció a Dios. Hoy en día, Dios nos está llamado a confiar, a que tengamos fe y obedezcamos aún cuando todo parece no estar bien.
Escribiendo estas palabras, suspiramos, vemos hacia arriba y concluimos reflexionando en que todo es por amor. Amor a Dios, a Jesucristo, a la iglesia y a todos aquellos que aún no le conocen. «Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que Uno murió por todos, y por consiguiente, todos murieron«. (2 Co. 5:14 NBLA)
Ronald y Alejandra Gómez